Son ya catorce años los que llevamos visitando y trabajando en las tierras de los antiguos Chachapoyas. Hemos explorado, topografíado, analizado y recogido restos arqueológicos en más de 27 cavidades, y hemos realizado acompañamientos para facilitar otros estudios en enterramientos en lugares inaccesibles. Los frutos arqueológicos de esta actividad se encuentran en el
Museo de Leymebamba (Departamento de Amazonas, Perú).
Cuando en el año 2000 empezamos a diseñar este sueño y nos embarcamos en la apasionante aventura de explorar cavidades en el Perú, solo pretendíamos por un lado, propiciar el desarrollo del turismo espeleológico y cultural en la zona, promoviendo la creación de infraestructuras y puestos de trabajo. Por otro, ayudar a los arqueólogos a llegar a lugares de difícil acceso, como abrigos rocosos, simas y cavidades. Para ello estuvimos preparándonos y aprendiendo todo lo relacionado para poder realizar nuestro trabajo lo mejor posible.
Los trabajos realizados en la zona de Chachapoyas nos han dado una gran información sobre el ingente uso de las cavidades por los Chachapoyas y la gran profusión de materiales arqueológicos y restos óseos tanto animales como humanos. También hemos podido constatar que existen grupos sociales que son totalmente ajenos a la espeleología y arqueología, la falta de conocimiento que tienen sobre su función les hace construir “historias” irracionales. Ambas cuestiones nos ha llevado a plantearnos la necesidad de formarnos al igual que en el 2000 para poder realizar nuestro trabajo lo mejor posible. El fruto de esta reflexión interna nos ha conducido a formarnos sobre la historia del Perú, que se convierte en un elemento esencial en nuestro trabajo, y en especial la cultura Chachapoyas.
Nuestro fin último, es mejorar la calidad de vida de los habitantes de la zona y contribuir a un turismo comunitario en Leymebamba, (como actividad económica complementaria). Consideramos que uno de los elementos más importantes en este sentido, es compartir con la comunidad local el conocimiento que hemos adquirido de su pasado histórico, y la riqueza de su patrimonio arqueológico, contribuyendo de esta manera a la generación de recursos y puestos de trabajo, dinamizando la economía a través del turismo cultural, es decir, otorgándole de empoderamiento a la comunidad.
Como hemos dicho anteriormente, nos hemos encontrado con gran profusión de material cultural, este material varía desde construcciones, restos cerámicos, restos óseos, tanto de animales como de humanos. Esto nos lleva a preguntarnos no solo por la relación existente entre las cavidades y la vida tanto ritual como doméstica, de los, Chachapoyas, o su nivel de interacción social entre los individuos. También, nos plantean interrogantes los restos humanos. Sentimos una curiosidad intelectual que nos lleva a transformar esta curiosidad en conocimiento. Por este motivo, dos miembros del equipo Agustín Rodríguez Teso y Dolores Núñez Pérez, han realizado un curso básico de Antropología aplicada a contextos arqueológicos y judiciales en Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Medicina Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria.
El curso estaba diseñado para profesionales (arqueología, historia, medicina, humanidades, biología…) que estuvieran interesados en ampliar sus conocimientos sobre los principios básicos de los métodos de trabajo, investigación y análisis en antropología física y forense, protocolos a seguir en la identificación de cadáveres.
Cada cadáver nos cuenta una historia diferente, a través de los huesos podemos llegar reconocer las características que nos permiten estimar el sexo, la altura, estimación de la edad, estimación de la data de la muerte. Un apartado importante lo constituye las señales dejadas en los huesos por diferentes enfermedades, cuyo estudio nos permite conocer las condiciones de vida de las sociedades; también las marcas de manipulación intencional, que nos arrojan información sobre aspectos relacionados con rituales o circunstancias que rodean la muerte.
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(Foto de la web orígenes cadalso.) |
El curso fue dirigido por: Enrique Dorado Fernández, Responsable del Laboratorio de Antropología Forense del Instituto Anatómico Forense de Madrid. Elisa Ruíz-Tagle Fernández, Médico Forense del Instituto Anatómico Forense de Madrid. Ambos profesores de la UCM. Su línea de investigación dentro del ámbito forense, se centra en la Arqueología, la Patología y fundamentalmente la Antroplogía. De la mano de ellos, este curso nos ha permitido incorporarnos al gabinete arqueológico y participar una vez a la semana, en las actividades de laboratorio del proyecto Bioarqueología Cadalso de los Vidrios.
Escrito por: Dolores Muñoz.